Es un enorme pájaro envuelto en llamas y de pelaje rojo-anaranjado. Se trata de un ser mágico y simboliza en todas las culturas la inmortalidad y la resurrección.
Según la leyenda, este ser se consume en sus propias llamas cada 500 años. Cuando ha cumplido su período vital, construye un nido con maderas aromáticas y sándalo, que más tarde quema con un golpe de sus alas. Una vez que el fénix arde y es convertido en cenizas, renace de éstas un fénix joven y nuevo.
En Egipto simboliza el astro Sol, que muere por la noche y renace por la mañana. Tanto los egipcios como los griegos lo consideran un semidios.
Para los chinos es una criatura que poco tiene que ver con el flamante pájaro. Ellos lo representan con cuerpo de pez, cuello de serpiente y la parte trasera de tortuga.
Se cree que es el único animal del Edén que no sucumbió a la tentación y esto lo convirtió en eterno.