Bes

por | 12 febrero 2024

Dios que tuvo gran popularidad entre las clases populares de los egipcios y era considerado protector del rey, de la Casa Real, del hogar y de la familia.

Estuvo relacionado con las mujeres, junto a la diosa Taweret (diosa hipopótamo) que era su esposa, era uno de los dioses protectores de las embarazadas y parturientas.

En el momento del parto, se pedía ayuda al dios, para que con su aspecto y sus armas,  ahuyentara  a los demonios que podían poner en peligro a la madre y al hijo. Su imagen era pintada en las casas especialmente en la habitación donde la mujer daba a luz. Y en la  cabeceras de las camas, para proteger a los egipcios de las pesadilla durante el sueño y velar por el. También su imagen se encontraba en amuletos, collares, objetos de tocador, espejos y cajas de cosméticos. Así se protegía al hogar de la presencia de espíritus malignos, de las picaduras de animales venenosos o de padecer mal de ojo.

Se le suele representar de frente y con un aspecto algo grotesco: un hombre enano barrigudo, con larga barba y enseñando la lengua. Aparece desnudo, aunque en alguna ocasión lleva una piel de leopardo, un cinturón y un tocado de plumas en la cabeza. En sus manos lleva signos protectores (sa o cuchillo) con los que espanta a los malos espíritus y a los animales peligrosos. Utiliza instrumentos musicales para alejar los peligros.

Era el encargado de proteger el matrimonio, por ello está relacionado con el amor. Progresivamente se le fue asociando el amor y el placer sexual y se creía que potenciaba la sexualidad. Aparecía en amuletos con el pene erecto. Llegaron a existir en Menfis habitaciones (habitaciones de Bes) en las que se mantenían relaciones sexuales.

En su faceta como dios de la música, podía aparecer tocando tambor, el laúd u o el arpa,. Formaba parte del cortejo que Ra envió, para apaciguar  a su hija con su música y canto.

Está vinculado al mito solar, como protector del dios Sol y es el guardián de la puerta del horizonte oriental del Más Allá. Cuidaba a los difuntos, que habían sido enterrados con reposa cabezas, en las que aparecía su imagen, otorgándoles paz y el  descanso.