Diosa nórdica. Representa a la madre-tierra. Era la encargada de repartir amor y fortuna; adelantaba por la noche el trabajo de las hilanderas; velaba por el orden doméstico y se le adjudicaban los escarmientos para la ineficiencia en el trabajo y en el orden doméstico. Protegía a los recién nacidos y otorgaba el don de la fecundidad a las mujeres. Premiaba las virtudes femeninas y castigaba la violencia.
Su pájaro mensajero era la cigüeña. Su energía daba origen a las tormentas de nieve, que provocaba sacudiendo el edredón de su lecho.
Aparecía cada año sobre un caballo blanco, seguido por un cortejo de mujeres y almas de niños muertos.
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