del latín genius, de la misma rais de generare
Según las creencias de los antiguos romanos era un espiritu tutelar que dirigia la vida de los pueblos y acompañaba a los hombres en su carrera por el mundo. En él se proyectaba todo lo que de la persona, de la colectividad o del lugar podía presentarse como inaccesible por parte del hombre y sólo podía ser atribuído a la intervención de una potencia autónoma superior. Todo individuo de sexo masculino tenía su propio genio (las mujeres, a su vez, tenía uno y uno personal), al que ofrecían sacrificios en su natalicio y en otras ocasiones. El genio de los emperadores se convrtió en Roma en objeto de culto del Estado; aparte, el pueblo tenía su propio culto, el del «genio del pueblo romano». Se simbolizó con la serpiente, y después con figura humana o de niño alado.
bibliografia diccionario enciclopédico Salvat Universal 15º ed 1981