Diosa náhuatl, inspiradora de los apetitos sexuales. Su nombre significa «divinidad de las inmundicias» y alude a su capacidad de perdonar las transgresiones carnales. Su figura se hace cuádruple, como la de otros muchos dioses, tal vez par corresponder a cada uno de los ángulos del plano horizontal terrestre, bajo las formas Ixcuina, Tiacapan, Tlaco y Xucotzin.
Los hombres que se sentían oprimidos por sus transgresiones sexuales podía ir, una vez en la vida, ante el sacerdote de la diosa y confesar ante el fuego y ante él sus pecados; al absorberlos, el sacerdote imponía como penitencia un castigo corporal, como traspasar la lengua con una espina y pasar a través del orificio practicado largas pajas.
bibliografia diccionario enciclopédico Salvat Universal 15º ed 1981