Con este nombres se ponen en relación mitos oscuros de Creta y Asia Menor. El más antiguo es un relato contado en la Odisea.
Pandareo, hijo de Merops, robó el perro mágico de oro, que Rea había puesto como guardián al cuidado del pequeño Zeus (cuando al nacer, lo escondió de Cronos, para que no se lo tragara igual que había hecho con sus hermanos). Cuando Cronos murió, el perro fue destinado al santuario de Zeus, en Creta.
Pandareo, dejó el perro robado, al cuidado de Tántalo y partió. Cuando a su regreso, acudió a Tántalo para recoger el perro, éste le juro que no le había dejado animal alguno.
Zeus. Como castigo de hurto, convirtió a Pandareo en una roca y a Tántalo, por perjurio, lo sepultó bajo el monte Sipilo.
En otra versión se cuenta que, Pandareo, por miedo a correr la misma suerte que Tántalo, huye con su mujer Harmotoe y con sus hijas Camiro, Clitia o Cleotera y Merope (en otras versiones se le añade una tercera, Aedon).
También se relaciona a Pandareo, como rey de Efeso, que había recibido de Demeter el don de no sufrir jamás del estómago, sin importar la cantidad de comida que ingiriese