Divinidades menores, destinadas a diversos fines. Eran hijos de la náyade Lara y del dios Mercurio.
Su función era proteger las encrucijadas, las murallas y los recintos domésticos. En su origen eran divinidades de la fecundidad y de los campos que recibían un culto propio; en la encrucijadas de las ciudades el culto era semi-público.
– Los públicos, presidían los edificios del procomunal
– Urbani, los de las encrucijadas
– Compitales, los de los caminos
– Viales, los de las campiñas
– Rurales, los enemigos hostiles y otros que cuidaban de alejar al enemigo
– Familiares, los que presiden y velan la casa donde se encontraban las familias y a éstas, incluida la servidumbre, y ahuyentaban a los extraños
– Parvi, los de los campos
– Publici, los que después de su muerte, solicitaban el socorro de los dioses para el estado.
– Permairin, lares menores para las naves, se creía que eran Neptuno, Tetis y Glauco
En las casas uni-familiares (domus), había un lugar destinado al culto de los lares, que estaban representados en forma de pequeñas estatuillas. Normalmente los pequeños altares (lararia) se decoraban con pinturas y estaban ubicados en los patios (atrios) donde se podían realizar ofrendas, generalmente, relacionadas con el fuego u oraciones. En los apartamentos (ínsulas) se colocaban cerca de la cocina y dormitorios. Era importante que estuvieran en lugares transitados.
Muchos dioses, eran considerados lares: Jano y Harpocrates, eran considerados dioses lares de los caminos; Apolo, Diana y Mercurio, al estar sus estatuas situadas en las esquinas de las calles y en los caminos, también eran considerados lares de estos lugares. Eran llamados lares todos los dioses que eran considerados como patrones y tutelares de los lugares y cuya protección se deseaba o invocaba.
Casi todos los días se ofrecía a los lares; vino, incienso, una corona de flores y un poco de lo se ponía en la mesa. Cuando se hacían sacrificios en público se les ofrecía un cerdo, Se les hacia frecuentes libaciones que en ocasiones pasaban a ser sacrificios.
Se consideraba a los perros como su tributo, y en paginas versiones, se le cubría con la piel de estos animales. Se les representa sentados, apoyados en sus escudos y teniendo sus picas para alejar a sus enemigos. También en esculturas pequeñas, fundidas en bronce, que se hacían por parejas, representando a jóvenes o adolescente con túnicas cortas, sandalias o botas, cimbreándose sobre la punta del pie y los brazos levantados. Llevaba en una mano una pátima para las libaciones y en la otras un cuerno de la abundancia, llenos de flores y frutas
Tanto Lares como Penates, están representados como guardianes. Vigilan a los miembros de una familia y protegen a los viajero en los cruces de caminos o en el mar. Son representados por pequeñas estatuas que vestían túnicas cortas y llevaban unos platos para contener la comida y bebida que se les ofrecía.
Los lares, también eran considerados espíritus de los muertos que se habían vuelto divinos y custodiaban hogares, cruces de caminos y de la ciudad.
Los Penates, eran honrados como los guardianes de la despensa y se convirtieron en guardianes de toda la casa, su función era garantizar el bienestar y la prosperidad de la familia.