Laodamia

por | 14 mayo 2014

– Hija de Acasto (rey de Yolco), esposa de Protesilao, del que estaba profundamente enamorada.  Quería tanto a su marido que no podía tolerar una larga separación. Por ello, cuando Protesilao, se embarcó para acudir a Troya (fue de los primeros en partir) , Laodamia, para no notar tanto su ausencia, mandó construir una estatua de él, en bronce  o cera y con ella se acostaba todas noches.

Cuando le llegó la noticia de la muerte de su marido, el dolor la embargó y la presencia de la estatua no la confortaba. Pidió a Zeus que permitiera que Protesilao, la visitara una última vez, por un período de 3 horas.. Zeus, al verla tan desconsolada, se apiadó de ella y  a través de Hermes, le trajo, desde el Tártaro, la sombra de su marido para animar a la estatua. Por la boca de la estatua, Protesilao, rogó a su esposa que lo siguiera. Transcurridas las 3 horas cuando Protesilao, debía volver, Laodamia, se apuñaló en los brazos de la estatua.

Otra versión, no cuenta que Acasto, padre de Laodamia, la obligó a casarse otra vez. Ella, en secreto, seguía abrazando a la estatua y se acostaba con ella, Un día, un sirviente, al pasar por delante de su habitación, la vio como si estuviese abrazada a alguien y avisó a Acasto, que irrumpiendo en su habitación descubrió el secreto. Con el fin de que su hija no sufriera más, mandó quemar la estatua. Laodamia mientras se quemaba,  se arrojó a las llamas y murió.

– Hija de Belerofonte. Amada pro Zeus, tuvo un hijo. Sarpedon, que fue rey de Licia.  Hay un leyenda que cuenta que, cuando sus hermanos, Isandro e Hipoloco, se disputaban el trono, para ver quien sería rey, propusieron que fuera el primero que lograr disparar una flecha en el anillo que un niño llevara colgado  en el pecho. Se originó un disputa para escoger la niño , pues cada uno de ello, opinaba que la víctima tenía que se el hijo del oponente. Laodamia, evitó que se mataran entre ellos ofreciendo a su propio hijo, Sarpedom, para que se colgara el anillo al cuello. Tanto Isandro como Hipoloco, quedaron  admirados ante tan noble gesto, renunciaron a sus pretensiones del trono en favor de Sarpedon, que reinaba junto a su primo Glauco (hijo de Hipoloco)