Narciso

por | 26 enero 2014

Hijo del dios beocio del río Céfiro y de Liriope, una ninfa acuática. Cuando nació, el vidente Tiresias, vaticinó que viviría muchos años, siempre cuando no viera su imagen reflejada. Cuando cumplió 16 años, se convirtió en un joven muy apuesto, que despertaba la admiración de todos aquellos que lo veían y se volvió muy arrogante.

Se enamoraban de él tanto hombres como mujeres, a los que siempre despreciaba.

Unos de sus mitos lo protagonizó con Eco una oreade.  Esta lo vió un día cuando cazaba, quedó prendada de él y empezó a seguirle. Cuando Narciso se dio cuenta, le preguntó porque lo seguía, pero Eco, que por un castigo de Hera, sólo podía repetir la última palabra que oía, no era capaz de responderle. Al final tras muchos intentos logró decirle que estaba enamorada de él, pero Narciso la despreció. Eco, humillada, se escondió; su cuerpo se marchitó y su huesos se convirtieron en piedra, sólo permaneció intacta su  voz.

No fue a la única que rechazó y cansadas de desprecios pidieron ayuda a la diosa Némesis, que decidió castigarlo por su vanidad y orgullo.

Un día Narciso, se sentó a descansar al lado de una fuente, de la que bebió, pero entonces vio su imagen reflejada en el agua y se quedó prendado de si mismo, cumpliéndose así el castigo de la diosa Némesis. No comía ni bebía y lloraba amargamente por no poder conseguir aquel a quien amaba, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.

Finalmente, Narciso se consumió y murió junto a la fuente. En su lugar nació una flor (el narciso).

Incluso en el reino de los muertos, continua enamorado de su imagen,  a la que admira en las aguas negras de la laguna Estigia.