Rey de Frigia, hijo de Gordio y Cibeles.
Protagonizó varios mitos:
Dioniso, después de la muerte de Orfeo, dejó Tracia. Le acompañaba sillero, su viejo guardián. Sileno, hizo que al estar ebrio se perdiera por el camino y llegó a un hermoso jardín (que pertenecía a Midas), lleno de rosales, donde se tumbó y se quedó dormido.
Al día siguiente, los jardineros lo encontraron y lo llevaron ante Midas, quien lo reconoció al instante y lo invitó a un banquete. Una vez repuesto lo llevó de vuelta a Dioniso. El dios, que estaba preocupado por la desaparecido de Sileno y en gratitud a Midas por su cuidado con el anciano, le concedió tres deseos, advirtiéndole que los pensara muy bien.
Midas, después de pensar, respondió que quería que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Dioniso después de preguntarle si estaba seguro de ello y ante la afirmación de Midas. le concedido el deseo.
Midas, volvió a su corte y deseoso de saber si su deseo se había cumplido, empezó a tocar muebles, lámparas, mesas y realmente todo convertía en coro. Satisfecho con ello, salió a su jardín para oler las rosas que tanto le agradaban y al tocarlas estas también se convirtieron en oro.
No podría comer ni beber, porque al rozar con su manos la comida se convertía en oro, hasta su propia hija que corrió abrazarle, quedó convertida en una estatua de oro.
Midas, desesperado y avergonzado por su codicia, suplicó a Dioniso, que le quitara el don. El dios se compadeció y le dijo que bajara al río Pactolo y se lavara en él, la cara y las manos, y quedaría liberado del don. Después de lavarse, regresó al palacio y todo volvió a ser como antes, incluso lo que se había convertido en oro volvió su estado normal
Otro de sus mitos lo protagonizó con el dios Apolo y Pan.
Pan había conseguido tocar tan bien la flauta que decidió retar a Apolo para ver quien de los dos era el mejor. Apolo aceptó y Tmolus, fue designado como juez de la competición. Midas que era un ferviente seguidor de Pan estuvo presente y quedó entusiasmos con la actuación de éste. A continuación, Apolo, interpretó una bella pieza que decantó a Tmolus, a dar por vencedor a Apolo, con la aprobación de los demás dioses y otorgarle el premio.
El único que no estuvo de acuerdo fue Minos, que protestó ante todos. Apolo, ante tanta estupidez y desconocimiento sobre el talento musical, convirtió las orejas de Midas, en orejas de burro. Avergonzado, Midas, decidió cubrirse la cabeza con un tocado , que le escondiera las orejas, sólo su barbero conocía el secreto y estaba obligado a guardar silencio. El barbero como no podía aguantar el peso del secreto, decidió irse al monte y abrir un agujero y susurrar dentro él, el secreto del rey. Después tapó el agujero y se volvió a su casa.
En el lugar donde abrió el hoyo, nacieron unos juncos, que cuando el viento soplaba y los mecía, proclamaban que el rey Midas, tenia orejas de burro.