Un anciano, hijo de Driops y que vivía en Driopede. Según sus conciudadanos era un hombre justo y equitativo.
Un día mientras apacentaba su rebaño, se le aparecieron Apolo, Artemisa y Heracles. Como hombre justo que fuera lo eligieron como juez para decidir a cual los tres le pertenecía la ciudad de Ambracia (Egipto).
Cada uno expuso sus razones para quedarse con ella. Después de escucharlos atentamente, Cragaleo, decidió que la ciudad debía de pertenecer a Heracles. Apolo, enfadado y llevado por la ira, lo tocó con su mano y lo convirtió en piedra, allí mismo donde estaba,